martes, 31 de marzo de 2009

Disfraz, teatro y el camino de la vida en “El burlador de Sevilla”

“En esta lucha de lobos, es necesario el disfraz, el camuflaje, la ocultación y el disimulo […] para encubrir las propias intenciones al mismo tiempo que desenmascaramos los designios secretos de los demás.” (128, González García)

En “El burlador de Sevilla” se puede observar, como Don Juan hace uso de las ambiciones de vida de las demás personas, y de las mentiras que él pueda usar para ocultarse y disfrazarse, así él va a engañar a Isabela en medio de la noche haciéndose pasar por su prometido. Casi al mismo tiempo vamos a ver, que cuando la muchacha descubre la falsedad de su encuentro amoroso, se desenmascara ella misma y las intenciones que tenía, que al hacer lo que hizo era para atrapar a su prometido y así ascender o mantener su posición social, o en el caso de Aminta, donde vemos que el burlador vuelve a engañar, y que además hace uso de su posición social, para ser más atractivo a los ojos de esta joven y a los de su padre, rompiendo de esta manera el matrimonio de esta. Al parecer a Don Juan no lo mueve una ambición política o económica sino el simple placer de realizar la burla.
Lo que presenta esta obra es como las personas de la época se comportaban para obtener una mejor posición social, y de esta manera obtener un poder casi infinito. Don Juan siempre se presenta como una persona, que cree que su vida es muy larga, y que su castigo si es que ha de llegar, no será pronto ya que siempre comenta ¡Qué largo me lo fiáis! (36, De Molina) Pero no es un camino largo ya que la justicia si bien no será aplicada por una ley humana (el rey o su padre) Provendrá de la mano divina, bajo la figura de un difunto Don Gonzalo, quien será el que le aplique el castigo correspondiente que será la muerte.
En el texto se presenta la obsesión con la muerte, la fragilidad del ser humano lo corta que es la vida y el camino por esta, además hace una crítica a la forma en que se comportaban las personas nobles y plebeyas, que siempre tenían una segunda intención en sus acciones, pero en un mundo en el cual existía una naturaleza retorcida se hacía indispensable este comportamiento para la supervivencia en el ámbito social, siendo de este modo una representación de las contradicciones barrocas.

1 comentario:

  1. Don Juan no se da cuenta de que su acelerado paso acorta el camino. Poco es el crédito y poco el camino. Muy pertinente

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